Sorprender a un viejo cumpleañero

Excepto cuando no puedo, siempre procuro hacer cosas especiales en cumpleaños o en nuestros días del porque sí. Pero hacer cosas chulis, que ilusionen y que no sean demasiado caras ni trabajosas y, sobre todo, que sean sorpresas para recordar.

Os paso a contar la operación sorpresa Pichu de su cumple Treintaytodos.

Antes justo de las doce nos fuimos a cenar a un sitio que le encanta y luego, ya en casita, le puse una copaza con "sorpresa". Ejem...

Le felicité la primer, pero con reloj en mano sincronizado vía radio con un reloj atómico (ver referencia Wiki: Reloj atómico). ¡Le di su último beso de 38 y el primer de 39!

Luego me fui a su baño (sí, él tiene el suyo, que comparte con lo peques, y yo uno entero para mí solita, jeje). Y le dejé un mensajito escrito con pintalabios.

Cuando bajé, le pregunté inocentemente que si quería alguna cosa especial. ¡¡¡Pues no va el muy cabrón y me dice que me bañe en la piscina!!! Joé, era de noche, odio el agua y estaba helada (bueno, par mí siempre está helada); pues ahí que me metí. El tío se revolcaba de la risa.

Justo antes de acostarse le di un regalito, una taza-termo de café (del "Praimark", jajaja).

Y dejé el café ya hecho para el día siguiente, para que a las  5 de la mañana (¡es cuando se levanta!) tuviera preparada una taza de regalo, una velita y un chupachús.

Cuando se durmió, me puse a inflar globos y se los dejé en la bañera. Al parecer casi muere del susto al ir a ducharse  por la mañana. Jajaja. Pobre, iría dormido y pisaría algo "raro".

Luego una mesa especial con un aperitivo desestresante antes de comer. ¡Había que recibirle por todo lo alto!

 

Y para comer, una de sus comidas preferidas: solomillo de hojaldre.

De postre una tarta de queso que le pirra, con su velita y todo.

Luego un regalón, una mochila para llevar la cámara y todos sus aparejos (cada día tiene más, uf).

Después una tarde genial, leyendo y tocándose los tutos, que el pobre siempre hace millones de cosas al día.

Por la noche una cena con amigos y una de sus segundas tartas preferidas, una selva negra decorada con Maltesers. Y otro regalito, la camiseta de BatDad (para ir a juego con el gordo) así no seré yo la única disfrazada (es de un celosooooo), en nada se disfrazará de la familia.

 

Un vinito riquísimo, unas copas, unas risas y colorín colorado un día genial que se ha acabado.

Ah, ¡y mañana el regalooooo!

Besos.