La fruta difícil.

Así es como llama Hugo a los cocos, la fruta difícil. Nos gusta.

¡¡¡Hugo lo vivió plenamente!!!

Menudos balones peludos que me ha traido mi mardre...

Y van y me dicen que se comen, te digo que mis Pardres no son muy normales.

 

Que se va a la cochera a por el taladro!!!

Primero que beba, luego que coma. Se lo están inventando y dentro tenemos un mega regalo que te pasas como los kinder esos. ¡Imagina qué peazo regalaco!

 Pero porque me fio de ellos que si no...

 

¡Qué ajcazo mardre mía!

Un pajita y un agujerito. La mi mardre se ríe, esta mujer desde luego a veces es difícil de pillar el punto.

 

Atrévete Hugo, sé valiente, dice.

Ahora pilla un corta fríos y un destornillador, ¡qué peligro, madre!
 

Que me coma lo blanco, no la cáscara, y luego con otras frutas si no me como la piel me montan un númerito de mil demonios. ¡No hay quién los entienda!
 

Toma Mamá, si nos envenenamos todos, pues todos.

A mí, mis valientessssss.

Papá, confia en mí. Es un acto de fe, como esos saltos de tus video juegos.

Venga papá, no seas cobardica, que has sido paraca. ¡Las manos a los cocos, tontorrón!

 Estoy muuuu loco, soy un sádicooooo.

   Yo solo, yo solo.

 Tienes que pillarle el puntillo o algo así dicen.

 

 

Para la cara vendrá bien, porque mi madre se echa el aceite de coco en el pelo.
 

Pues oye, no está tan malo, ¿no?

Y con la corteza me hicieron un barco molón.

 

Bueno, a veces da un poco de repelús.

 

Vamos a cerrar los ojos e imaginarnos un plátano.

 

Besos.