Lo sé, no me pilláis casi nunca.
Hace unos días fue mi "morreario" y quería este regalo, pero nada...
Este verano, en la revista Hola, he visto algo que no me deja pensar en casi ninguna cosa terrenal. No he visto una casa más increíble, nunca jamás.
Ese pozo de fuego entre la nieve...
Ya me estoy haciendo uno, jajaja.
Con su propia pista para esquiar y. bueno, la bodega.
¿Por la noche? Déjame aislada dos o tres vidas.
El mega salón, con esas mantas, con esas vistas.
Nuestro Antonio ha sido muy listo. Casó y compró unas casitas, que para qué las prisas.
Ayns la maderita. Me veo, eh, me veo.
Voy a diseñar unos ramos que no os quiero ni contar, es que me inspira tanto, tanto.
Y con palos por todas partes. Tiene también un tricuarto perfecto.
Y no pienso casi tocar nada.
Me encanta del todo.
Lo malo es que no tengo un poco menos que 10 millones de dolares, que bien pensado no me parece tanto.
¿Te imaginas? Mi casa en Menorca de verano y la de invierno ésta. Sería tremendo, ¿verdad?
Así que cuando me digo para qué trabajo tanto, pienso en esto. ¿A que mola?
Mi coaching personal me dijo que le tengo que lanzar señales al cielo concretas, de cuánto quiero crecer y cuaáta pasta necesito de verdad, así que, le mando mínimo esto sin más (cielo nuestro, pá que lo vayas sabiendo...).
Ya sabéis, proyectad, focalizad y visualizad.
Atentamente,
te quiere Luna.
Besos.