Hace poco, el Pichu, en uno de mis lloros y lamentos en bucle, sobre todo gimoteo en plan Escarlata Ohara con puño en alto (la que aprieta el corpiño es el Pichu, diciéndome Señorita, señorita, tranquilaaaa). Buenoooo, que me disperso, para no variar. Con puño en alto diciendo no tengooo tiempoooo, me dijo, este año te voy a hacer el mejor regalo, un día más.
Hoztiaz, un día más. ¿Te imaginas 24 horas para gastarlas en lo que quieras, en lo que desees? Así que me puse a currar sin más.
Ayer domingo (es el día que tomo fuerza y me organizo para pillar bien el lunes), mientras miraba el fuego en la chimenea y pensaba en organizar el blog porque empezaba a tener mucho jaleo con Algodón de Luna, me di cuenta de que iba a desaprovechar un día, ¿qué podía hacer de especial el día 29?
La realidad es que, después de toda mi preparación con los coach, he llegado a muchas conclusiones. Imagino que es como cuando vas al psicólogo, sobre todo has de estrellarte y ver las cosas por ti mismo, sino sirven de poco o alguien que sabes que te quiere o conoce ha pasado por lo mismo y te pareces a esa persona y estás en una situación parecida a la suya en ese momento.
Llevo 4 años de mi vida con 2 trabajos (por no decir 3), 2 familias (por no decir 3) y una no vida personal (la vida de Luna). Ahora, Algodón de Luna es una realidad y me apasiona, bueno, ya sabéis que me emociona un palo. Por eso, para disfrutar del día, tengo que hacer mínimo ese día algo de Algodón de Luna. Tampoco podría estar bien si ese día no tuviera atendido mi departamento de jurídico. Tampoco valdría si no tuviera conectada a mi familia (la de papa, mamá, hermanito) y tampoco me valdría si no lo uno todo. Hace poco alguien comentó que cuando hago estas apreciaciones no digo Hugo y es que considero que va en mi ombligo y por eso cuando digo tiempo de Luna, es mi tiempo sin él, que lo necesito, pero mientras está en mi ombligo.
Uuffff, ¡cómo divago! Y diactivo... Jajaja. Vale, ¿véis por qué es agotador estar en mi piel? Hago demasiadas conexiones al mismo tiempo y es agotador estar en 12 lugares al mismo tiempo.
Hace poco no tenía tiempo ni para pensar, palabra. Desbordada a límites incontrolables. Hemos estado un par de meses así y ha sido agotador.
A ver, que me vuelvo a disperdar.
Todo esto va porque hoy voy a comer con Mayte y con Marina y voy a volverlas locas, porque es mi día de regalo y me lo he pedido y el cielo ha conjurado para que hoy haga lo que me haga feliz, estar con ellas y poder hablar de Adl en alto es una de esas cosas que conjuga todo.
Las empiezo a chorrear con ideas. Tengo que preparar dos colecciones anuales más y, además, es inexcusable no estar en ciertos sitios como acción de márketing y coinciden con juicios. Necesito ir a Estambul o Camboya a buscar. Y la web. Y hacer vídeos y no meter estos rollos tremendos escritos.
Ahora que no nos oye nadie, he de deciros que no las hago ni caso (es coña, sí se lo hago). Y así siempre con este broustroquing (nota del corrector. Léase, traducido del Lunés (lo que viene de Luna), brainstorming), que se empeñan en llamarlo en Inglés y eso que saben que soy disléxica ya en castellano imaginad en el idioma de Shakespeare; pero bueno, puedo decirles que vamos a hacer un break y me quedo tan ancha.
Luego les doy pena y ponen su alma en mi proyecto y en mis chorradas varias, nos reímos y van saliendo todas esas locuras e ideas que brotan y, poco a poco, se va todo materializando en el universo como tener una casita, Aspen en invierno y Menorca en veranito (Marina irá nadando, claro), para ir unos días y currar desde allí.
¡Gracias, chicas Adl!
Luego pondré mis zombis con mi Pichu, en frente de la chimenea y le haré una cena especial (chino o kebab, jaja). Pero creo que hoy será un día perfecto. No necesito más. Bueno, sí, pero eso es otro de los cuentos de Luna.
Un besete,
Luna.