Cuando te planteas un nombre para alguna cosa, buscas nombres sonoros, nombres increíbles y originales, pero la verdad es que en nuestra vida van surgiendo las casualidades.
Yo estaba con mis telas, mis hilos, mis ideas, buscando cosas sencillas y discretas para novias con tonos suaves, combinables y naturales casi para cualquier estilo de vestido y de temática nupcial.
Y el pobre Hugo sólo sabía decirme: "Mira mami, mira mami,..." Pero su mami no le miraba, seguía creando, mezclando, simplificando.
Y el pobre Hugo sólo sabía decirme: "Mira mami, mira mami,..." Pero su mami no le miraba, seguía creando, mezclando, simplificando.
Hasta que en un momento determinado, y quizás por su persistencia, lo mire y allí estaba él, subido a un muro de piedra saltando una y otra vez con algo en la mano del mismo tono que estaba yo utilizando.
Quizás si hubiera sido un rojo, un azul, un blanco o un color convencional podría entenderlo, pero no lo era, era un tono extraño, un tono diferente. Quizás con una serpentina normal no lo hubiera notado, pero allí estaba ese color.
Esa dulzura, esa sencillez.
Luego, ese mismo día sucedió otra vez, ese color... Cada noche enciendo dos velas encima de la chimenea, compro packs diferentes (a veces no sé los colores ni los olores, lo hago por sorprenderme y descubrir algo nuevo), pero justo esa noche de nuevo esos tonos.
Puede que la magia no exista o puede que no queramos verla aún teniéndola delante nuestro, todo es tan simple o especial como podamos imaginar.
Si queréis contactarnos e imaginar a nuestro lado: algodondeluna@gmail.com o 606619349
Por Siempre Jamás, serpentinas.
Besos,
Luna.