Te odio y me pongo collares largos de borlas o flecos para flajelarme.

Con flecos y borlas con nuestra perla, un lado más largo, otro más corto, seda marrón, suave, ponible, romántica, versátil, con varias vueltas, con una horquilla, suelto, con dos horquillas,... Lucete!!!

Y estamos de moda, se llevan los flecos y el mostaza, así que el marrón es perfecto. ¡¡¡Bueno, a mí me lo parece!!!

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Puede que a veces no sepa explicarme, puede que las otras veces no sepa expresarme, puede que siempre dude qué decirte, que ahora no necesito otra cosa que ver tus dientes.

Puede que creas que siempre exagero y que es necesario otro sentir, un más llenar, pero creeme si te digo que sin ti mi vida  ha tenido sentido y ahora contigo, mi vida es increiblemente caótica, alocada, inherentemente delirante por completo, enfermizamente divertida, bailongamente insomne y destornillantemente amorosa.

Me da igual cuando te despiertas botando y gritando eeeeeeeeeeeeee. Cuando decides que tenemos que reirnos o cuando piensas que es la hora de tirar agua en el suelo, extrujandonos, rodando, desnudándonos y haciendonos pedorretas.

No me importa que acabes con el pan, las magdalenas, las patatas, la leche y el frigorífico entero si pudieras abrirlo. Me encanta cuando me muerdes porque crees que tengo algo en las manos y me matas cuando me ignoras cuando ves que no sirvo para nada de lo que necesitas.

Te odio cuando no me llamas y cuando pasas de mí, anhelo cómo suena tu voz diciendo ma-mi!!!

Extraño tus pisotones, tus agarrones, empujones, coscorrones y guantazos de amor, Al igual que ansío tus pedetes y todas tus mucosidades y resto de guarreridas que te fluyen.

Quiero decirte que, aunque piense en la adopción, en la soltería, escaparme a la isla Phi Phi, en la fortuna de los hijos únicos, en lo bonito que son los campamentos militares, en los internados infantiles en el extranjero, en empaquetarte como a un Nenuco y mandarte a Toy 'r Us y si estamos en Benavente dejarte de soslayo en Senen Guerreo (juguetería de mi pueblo),..., sueño con que te duermes de seguido un par de meses y mientras sueño, ronco con mis revistas de decoración y su orden y limpieza absoluta y pienso que la moda y las tiendas, al igual que los dinosaurios, desaparecieron como una civilización perdida cuando tú llegaste y me odio por preferir reciclar un vestido antes que aburrinos entre probadores, con todas las cosas que podemos hacer y que te gustan a mi lado.

Me encanta pensar que crecerás y querrás irte a vivir a la Conchinchina y al segundo pienso que eso está demasiado cerca y al segundo pienso que si allí convalidarían la carrera de Derecho y encontraría trabajo.

Me aterra pensar que quieras otros abrazos, porque los mios son geniales, y me jode cuando pienso que alguna golfa te dará en breve muchos abrazos. ¡Cómo las odio a todas sin conocerlas! Las odio antes de que nacieras, sólo con imaginarmelo...

Me fastidia cuando sonríes y pones el mofletón para que te besen, me enferma cuando te apoyas en el hombro de alguien achuchandolo y parece que disfrutas felizmente.

Me descolocan tus dramas y esos goterones de lluvia que te salen cuando nublas los ojos y me parte en dos cuando no he podido evitar que te caigan, me aterra tu miedo y dolor, odio mis pensamientos agoreros y que te suceda algo que no he podido malpensar.

Logras que sea dubitativa en simplezas absurdas cuando había logrado el Magna Cum Laude en el Master de la desenvoltura.

Consigues que deje de tomar café y cerveza e incluso que no fume y que coma carne por mis propias inseguridades ante el egoísmo de mi propia conciencia y por el terror de que mi conducta te produzca cualquier daño.

Odio no poder controlar el clima y que una nube te moleste.

Temo por los coches, escaleras, alturas, gargantas y cualquier cosa que se interponga entre tus pies y mi torpeza.

Te odio con toda el alma.

Te odio tanto, que me duele odiarte.