Puede que esta entrada me cueste una amiga. Y estoy como para derrochar, que perder a una de las dos que tengo en el pueblo... Qué cruz, pero como estamos en tiempo de perdón aprovecho a confesarme.
Hace justo un año, en uno de esos días en los que la conciliación laboral, profesional y educacional es imposible (me refiero a los viernes sin más), me quedé con Hugo y con un amiguito en casa.
Y a mí la casa se me cae encima cuando puedo aprovechar y trabajar fuera.
Así que me fui con mi portátil, mi teléfono y una mantita.
No de Picnic, pero si con un par de ideas para que jugaran.
Tenían que "cazar" la cena. Jajaja.
El salmón debía pesar, eh, porque menuda cara de esfuerzo.
Me parece que de pescadores no nos vamos a ganar la vida, macho.
Me hace muchísima gracia cuando se llaman macho, tío o cosas por el estilo, se ven tan mayores. Jaja.
Si nos metemos más, va a venir la monstrua de mi mardre y lo vamos a flipar.
Tan bonitos mis parajes.
Ni uno, tronco, no pica ni uno.
¿No me digáis que tener esto a una rotonda de tu casa no es la leche?
Me gusta pasarme alguna vez sin más y estar allí un momento, buscar a Hugo al salir del cole y venirnos a merendar los dos solitos y que tire piedras sin más. Nos encantan a los dos esos ratitos, desconectamos del planeta y ahora con Tera lo vamos a gozar aún más.
Y así, horas y horas de juego.
No se acercaron ni una vez mientras curraba, ni un ruido me dieron. Más majos.
Mira, Don Quijote.
Vamos Sancho, que aquello que vemos a lo lejos son chocolates.
Ni idea de cómo pudieron sobrevivir las redes, ¡incluso las usaron de palas!
Y ahora, os falta preparar el postre. Vamos a ensayar con barro y así luego lo hacemos en casa con harina.
Vamos, monstruo del embalse, te invocamos a que nos honres con tu presencia.
Ahora es cuando su madre flipa porque yo tenga varias botas de agua, pero es que las usamos mucho.
Nos encanta saltar en los charcos o mojarnos y cantar bajo la lluvia.
Y tenemos que tener varios pares de botas porque siempre acabamos encharcados y al día siguiente podemos volver a necesitarlas. Zapatitos de vestir, pues de esos sólo un par, los usamos menos, qué le vamos a hacer.
Vaaaaaale, amiga, te mentí. Nos tomamos chocolates que fui escondiendo para que los niños los buscaran entre los árboles. Me olvidé de la fruta.
Y ahora vas a averiguar por qué Jorge volvió con ropa distinta. Nos mojamos un poquito, pero sólo un poquito.
Abuelas de las criaturas, haya paz, os prometo que llevaba en la bolsa 8 pares de calcetines y 4 pantalones de chándal, se cambiaron y estaban sequitos al segundo. Esto es verdad, os lo prometo.
Y la cara de Hugooooo en plan, ¿te has mojado, qué te he dicho?
Yo sabía que era imposible no mojarse, me encanta que vea que no los riño y que no pasa nada si ocurre por "accidente".
Luego a la bañera y a comer una sopita calentita.
Amiga, la inconsciente eres tú, a mí no me eches las culpas. ¿Qué esperabas, que nos quedáramos en casita viendo la tele? ¿Yo? ¡Juas!
PELDÓN, no lo volveré a hacer (al menos este plan, aunque no prometo nada).
¿Me dejas mañana a tu hijo? Prometo prepararles alguna que no se esperen.
Besos,
Luna.
Lo que me extraña que no te metieras tu, jaja.
ResponderEliminarlindos son...
besos,
Me estaban dando una envidia....pero aun q me levanté a las 5, no había acabao d currar y no pudo ser....fue uno d esos días q te llama todo el mundo sin más y no avanzas con las dos tonterías q tienes q hacer !!! Pero al menos ellos, lo pasaron muy muy bien !
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